El alquiler de veleros puede parecer algo al alcance tan solo de ese 1% de privilegiados. Pero nada más lejos de la realidad. Hoy es posible alquilar uno de estos barcos por precios competitivos y disfrutar de todo lo que ofrecen. Descubrirás por qué tanta gente se enamora de los veleros y repite año tras año en sus vacaciones. Incluso alquilándolos durante varios días o, en algunos casos, aprendiendo a pilotar embarcaciones de recreo para vivir algo aun más intenso.
Un día muy diferente. Alquiler de veleros de lujo
Un día a bordo de un velero puede ser realmente diferente. Además del alquiler del velero se puede aprovechar para alquilar motos de agua y disfrutar de una experiencia acuática totalmente completa. Pero incluso si nos limitados a navegar tan solo, las opciones son muchas: disfrutar de tomar el sol en la cubierta, relajarse con el movimiento del barco o comer mientras se contempla la costa. Es un plan perfecto para una pareja o para compartir con otra pareja de amigos y así pasar un poco de tiempo juntos charlando y disfrutando del relax en el mar.
Las vacaciones que no vas a olvidar
Alquilar un velero puede suponer la diferencia entre unas vacaciones más y esas que no vas a olvidar jamás. Quién sabe, tal vez ni siquiera lo alquiles tú, sino que sea un regalo que venga de parte de tus padres o tal vez de tus hijos para que esos días de relax que tanto te merecen tengan un toque de lujo que siempre se agradece.No olvides hacerte una buena colección de fotos, porque a la vuelta vas a ser la envidia de todos tus amigos cuando te vean tomando el sol en la cubierta o disfrutando de un chapuzón en altamar.
Alquiler de velero de lujo: Una visión diferente de la costa
Y si hablamos de fotos, no pueden faltar las de la costa ya que por una vez la vas a estar viendo desde un ángulo totalmente diferente al habitual. Mirarás a la costa desde el mar y tus fotografías serán un precioso recuerdo de estos momentos. Los paisajes serán perfectos para conservar y también para subir a tus redes sociales. Incluso puedes acceder con el velero a calas de muy difícil acceso por otra vía que no sea la marítima, pudiendo tener el privilegio de visitar sitios que, de otra forma, te ibas a perder en tus vacaciones.